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¿Cuánto hay que esperar para pedir una segunda cita?

Sorprendentemente, vuestra primera cita a ido a pedir de boca. Entonces, justo después de despediros con un “buenas noches” ya piensas en cuándo os volveréis a ver. Y por tu mente aparece esa idea de “¿cuánto tengo que esperar antes de pedirle una segunda cita sin parecer ansioso?” Aiss, esta es la pregunta del millón y lamentamos comunicarte que no hay una manera 100% segura de saber cuál es el momento perfecto para proponer volver a veros.

¿Cuánto hay que esperar para pedir una segunda cita?

Una parte de ti no puede esperar pero la otra le grita que se lo tome con calma, que si no vas a parecer un desesperado y a nadie le gustan los desesperados. Muy probablemente habrás oído hablar de la “regla de los tres días” en la que no puedes dar señales de vida en un mínimo de 72 horas. Sin embargo, eso ya forma parte del pasado y para algunas personas tres días sin noticias es sinónimo de “no me interesas”. Para resolver toda esta confusión, te traemos algunas respuestas para que sepas cuánto tiempo tienes que esperar antes de pedir una segunda cita.

¿Quién ha de pedirla?

Esto no es como esa estúpida regla de WhatsApp de que si tú terminas una conversación le corresponde al otro iniciar la siguiente. No. Vivimos en el siglo XXI en el que las mujeres también pueden tener el control de la situación. Así que si eres tú la que quiere pedirle una cita a él no hay ninguna ley que te lo impida. Y si resulta que tu iniciativa le asusta, pues mejor que te busques a un tío más maduro. 

¿Es necesario esperar?

No. La verdad es que no tienes por qué esperar, la clave está en hacer que la propuesta sea natural. Si ves que en vuestra primera cita ya se ha desarrollado la complicidad necesaria entre vosotros y que no necesitas mucho más para saber que quieres volver a ver a esa persona y conocerla a fondo, durante esa misma cita puedes proponer una segunda. Por ejemplo, si los dos estáis hablando de lo mucho que os gusta la fotografía y conoces una exposición que crees que puede gustarle, ¿por qué no proponerle ir juntos?

¿Y si no surge el momento en la primera cita?

Tampoco es el fin del mundo. Muchas veces el momento simplemente no aparece y es mejor no forzarlo. Si os despedís y ninguno ha hablado de una segunda cita es mejor tomarse las cosas con calma. No es preciso hacerlo esa misma noche. 

Aunque, si llegas a casa y no dejas de darle vueltas a si quizá se ha pensado que no le interesas por no pedirle una segunda cita y te lanzar a enviarle ese mensaje, ten en cuenta que vas a dejar que la otra persona tenga el control ya que le estás diciendo con un cartel enorme de luces de neón “¡ME INTERESAS!” Y esto puede ir bien o ser peligroso. Todo depende de cómo haya ido la cita: o bien le parecerás seguro de ti mismo o un poco desesperado. 

Hacerle sufrir un poco. ¿Sí o no?

A todos nos gustan las personas que nos hacen sufrir un poquito porque por alguna extraña razón, al dejarte pensando si te llamará o no, simplemente se vuelve más interesante. Pero esta estrategia tiene un arma de doble filo. Hay muchas personas que ya están cansadas de estos jueguecitos, gente que lo único que busca son personas que hagan y digan lo que hacen sin motivos ocultos. 

Así pues, si antes de vuestra cita habéis estado chateando casi a diario, no deberías esperar mucho más para pedirle una segunda cita. Algo directo, simple y conciso a media mañana del día siguiente como “Me lo pasé genial anoche. ¿Cuándo repetimos?” resulta perfecto. Si después de la primera cita no das señales de vida en tres días, puedes hacerle pensar que no estás interesado por lo que ve con cuidado. 

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